23 de mayo de 2010
Felipe IV y Carlos II
La historia de Madrid, por ser la capital, está muy ligada al devenir del monarca de turno.
Recordemos que estamos en la época de los Austrias, que fueron Carlos I, Felipe II, Felipe III, Felipe IV y Carlos II. Para que no se nos olvide, una regla nemotécnica buena: si miramos nuestros dedos de una mano, el meñique y el pulgar serían Carlos y los otros tres dedos, Felipes, pero además salen en el orden correcto (anular = II, corazón = III, índice = IV).
Felipe IV se casó, según el pacto de las princesas, con Isabel de Borbón, y más tarde con Mariana de Austria. Entre las dos trajo al mundo más de doce hijos de los que sobrevivieron tres: Maria Teresa, futura esposa del rey de Francia Luis XIV, por cuyo matrimonio entró en España la dinastía borbónica, Margarita Teresa y el futuro Carlos II.
Su reinado estuvo sumido en una profunda recesión, debido entre otras cosas, al despilfarro de la política exterior llevado a cabo por su valido el Conde Duque de Olivares, en quien había delegado los asuntos de estado, al igual que lo hiciera su predecesor.
Hizo en Madrid la cuarta y última cerca, que quedó hasta el siglo XIX. Se creó para control fiscal de los abastos e imposición. Impidió la expansión horizontal de Madrid hasta que se derribó, y se acometieron los primeros ensanches. El crecimiento vertical dió lugar a las corralas.
Puertas: Alcalá, Bilbao, Princesa, Segovia, Toledo y Atocha. No queda ninguna.
Portillos: Recoletos, Santa Bárbara, Fuencarral, Conde Duque, San Bernardo, San Vicente, Las Vistillas, Embajadores y Valencia.
Promulgó las ordenanzas de Torrija, que regulaban las actuaciones urbanísticas en la Villa y Corte..
Durante su reinado, Madrid se convirtión en uno de los principales focos culturales de Europa y aquí estaba, además, la mayor parte de la colección pictórica del rey.
La importancia cultural de la ciudadera muy difícil de superar, por los escritores, pensadores, políticos, y artistas que se reunieron en la capital.
En 1656, Pedro Texeira hace un plano, que es la primera visión aérea de Madrid. El original se encuentra en el Museo Municipal.
En esta época existe un gran centralismo. Se rebelaron Portugal y Cataluña y había gran rivalidad con Madrid. Comienza la disgregación del Imperio Español.
En 1622 el Papa Gregorio XV canoniza a San Isidro, y Lope de Vega es el cronista de los actos en la Plaza Mayor.
Se construye el Palacio del Buen Reriro. Delimitado por el Prado de Atocha, Alcalá, Menéndez Pelayo y el sitio donde ahora está la estación de Atocha.
Esta finca pertenecía al Conde Duque de Olivares, y Felipe IV se la compró . Se llamó así porque de vez en cuando el rey se retiraba a unas habitaciones para hacer ejercicios esprituales. Del palacio queda lo que fue el Museo del Ejército hasta hace bien poco, que era el salón del trono, en la tipología de los austrias. Lo decoró Velázquez y allí pintó muchos de los cuadros que ahora se exiben en el Prado.
Quizás cuando vemos en el Prado algunos de los retratos ecuestres, nos parezca que los caballos son algo "culones", pero es que los pintó así, para que desde lo alto se viesen perfectos.
Otra parte es el Casón del Buen Retiro, que era el salón de baile. La bóveda es de Lucas Jordán, y representa el triunfo de la monarquía española.
La puerta del palacio estaba donde está ahora la entrada del hotel Ritz.
Había allí una estatua de Felipe IV, que ahora está en la Plaza de Oriente. Se celebraban en este palacio fiestas y en el estanque juegos de agua. Los jardines fueron privados hasta el reinado de Isabel II.
Los ricos de entonces padecían frecuentes ataques de gota, debido a la cantidad de carne que consumían, mientras despreciaban las verduras, que las comían preferentemente los pobres. Existían los figones y mesones, donde comían los pudientes, mientras los pobres se tenían que conformar con los llamados "bodegones de puntapié", especie de tenderetes, en los que por las esquinas, se ofrecía comida a las clases más desfavorecidas.
Se hizo el Colegio de María de Córdoba y Aragón, actual Senado.
El Palacio de la Zarzuela, residencia de los monarcas actuales.
El Palacio de la Moncloa.
La Cárcel de Corte, actual Ministerio de Asuntos Exteriores.
El Convento de San Plácido, donde se produjo una anécdota digna de contarse: Se había enamorado el rey de de Sor Margarita, y quedó en que iría por la noche a verla y a.........lo que fuera. Como la pobre estaba tan agobiada y no sabía por dónde salir, se le ocurrió a la Madre Superiora del convento, hacerla pasar por muerta, y cuando el rey fue a su encuentro, se la vió dentro de un ataúd, entre cuatro cirios. Dicen que el rey se arrepintió tanto, que como desagravio ordenó a Velázquez pintar su famosísimo Cristo.
La Casa Consistorial es también una edificación de esta época. Se puede visitar los lunes.
Conjunto de Monserrat, en San Bernardo.
San Felipe el Real, donde se encuentra ahora la Plaza de Pontejos.
La Capilla de San Isidro, donde empieza a notarse ya el barroco en la decoración. En esta capilla comienza un tipo de construcción de cúpulas llamadas "encamonadas" o cúpulas falsas. Al no necesitar de materiales pesados, se podían hacer más altas y mas decoradas y los lucernarios más bonitos.
El Corral del Príncipe, donde ahora se encuentra el Teatro Español. Los hombres acudían a las representaciones con chalecos de cuero porque siempre andaban riñendo. Las mujeres presencian las obras desde "la cazuela", y surgen los acomodadores y las apretadoras, que son las que se encangaban de recoger las abultadas faldas de las damas para que cogieran en las sillas.
Tras la muerte de Felipe IV, fue regente Mariana de Austria, hasta que Carlos II se hizo cargo del trono, aunque fue una persona enferma y débil. Padeció hidrocefalia.
Se casó dos veces y no tuvo descendencia. Su primera esposa fue Mª Luisa de Orleans y la segunda Mariana de Neoburgo.
Tomó una decisión muy importante: que su sucesor fuera Felipe de Anjou, nieto del Delfín de Francia Luis XIV. A partir de ese momento se instaura en España la monarquía borbónica.
En su época se hace el Puente de Toledo y la Ermita de la Virgen del Puerto.
Los Austrias nos trajeron primero el esplendor y luego la decadencia, pero no se puede negar que estuvieron siempre muy ligados a la historia de Madrid.