13 de octubre de 2010

Helsinki


Por culpa de la mala coordinación entre los vuelos y la salida del barco, esta escala se quedó sin visitar. Puestos a buscarle alguna ventaja a la situación, mejor fue que nos pasara ésto saliendo de aquí, que haciéndolo desde Copenhague, porque esta ciudad es mucho más bonita y tiene muchas más cosas que ver que la capital finlandesa.

El itinerario fue: Helsinki, San Petersburgo, Tallin, Estocolmo, Gdynia y Copenhague.

De todas formas, voy a poner aquí toda la información que yo tenía para hacer la escala por libre, y procuraré poner alguna foto aunque no sean mías.
Y una advertencia: ojo con la temperatura y la ropa que lleváis, porque salimos de Madrid con 36ºC y cuando llegamos había 12ºC. Un frío que pelaba en la carpa del checking.

Helsinki fue fundada como rival de la ciudad conocida hoy como Tallin, capital de Estonia, por el rey Gustavo I de Suecia.
La construcción de la fortaleza de Suomenlinna, hizo crecer su status, pero hasta que Rusia venció a Suecia en la Guerra Finlandesa, no comenzó a despegar como gran ciudad. El zar Alejadro I de Rusia la convirtió en la capital y se empezó a transformar en una urbe muy parecida a San Petersburgo.
La primera mitad del siglo XX fue un periodo violento en Helsinki por las distintas guerras, aunque luego fue recuperándose.
La zona central de Helsinki se concentra en torno al bullicioso paseo de la Plaza del Mercado, zona de reunión de sus habitantes. Situada frente al mar es el lugar en que los residentes locales se reunen para comer salmón o carne de reno. Es también el sitio ideal para comprar souvenirs como gorros de piel rusos, recipientes de madera tallada, guantes, pieles de reno y cuchillos de caza lapones.


A cinco minutos está Senaatintori (Plaza del Senado), de la primera mitad de XIX. Aquí se encuentra una catedral luterana (Tuomiokirkko) conocida también como la Iglesia de San Nicolás en el lado norte de la plaza. Es la foto clásica de cualquier postal de esta ciudad. En el centro de la plaza se levanta la estatua del zar Alejandro II rodeado por estatuas que representan la Ley, la Paz, la Luz y el Trabajo.


A la izquierda, bajando los escalones de la Catedral, está el Consejo de Estado, sede del Gobierno finlandes, y a la derecha el edificio principal de la Universidad.
En el lado inferior de la plaza están las casas construidas por los comerciantes en el siglo XVIII. Se han restaurado y ahora son dependencias oficiales.
La catedral ortodoxa de Uspenski, o de la Asunción es uno de los recuerdos interesantes que los rusos dejaron en Finlandia. Es la Iglesia más grande del este de Europa consagrada a esta religión.
Tiene trece cúpulas doradas y está dedicada a Theotokos, la versión ortodoxa de la Virgen María. Para verla hay que ir hasta el puertecillo y después dirigirse en dirección a la calle Kanavakatu. Está situada en una especie de colina llamada Katakanokka, y desde allí se divisan bonitas vistas.
Otro punto interesante de ver, por lo original, es la Iglesia de la Roca, diseñada por Timo y Tuomo Suomalaien, consagrada en 1969. Construída en roca y con el techo coronado por una sólida cúpula de cobre.

El Monumento a Sibelius es obra de la escultora Eila Hiltunen y está compuesto por cientos de tubos de acero que honran al famoso compositor finlandes Jean Sibelius, que se rebeló contra el régimen soviético y compuso piezas como "Finlandia", que ha pasado a ser sinónimo del patriotismo finlandés y la lucha por la independencia del país.


También se puede visitar la fortaleza del Mar (Suomenlinna), a un kilómetro y medio aproximadamente de la costa de Helsinki y que es Patrimonio Mundial de la Unesco. Es un sistema de bastiones, muelles y cuarteles, entre un conjunto de islas conectadas por puentes. Se puede ir en ferry desde la Plaza del Mercado y dura el trayecto unos 15 minutos.
Para los que hagan este crucero y salgan de esta capital, hay que tener en cuenta que a no ser que tengan un vuelo antes de las diez de la mañana, prácticamente no da tiempo a visitarla. A ésto se suma que cuando llegas a Finlandia es una hora más.
Yo, lo que tenía previsto era al llegar, hacer el checking en el barco, y sin subir al camarote, irnos directamente a coger el autobús 16 que sale al lado del puerto y que deja en el centro. Bajar en la Plaza del Senado, de allí ir a la del Mercado, pasar por el puente y llegar a la catedral ortodoxa de Upenskin. Para volver, coger de nuevo el mismo autobús, que para por enfrente de donde nos dejaba a la ida, y de vuelta al barco.
Naturalmente no nos daba tiempo a visitar la Iglesia de la Roca ni el Monumento a Sibelius, y ya de la Fortaleza, nada de nada.
Nos quedamos con la cara a cuadros cuando vimos que no nos daba tiempo, porque nuestro vuelo salió a las once y media y llegamos a las cuatro y media hora local. Entre unas cosas y otras, pues adios Helsinki.
Aquí dejo un plano con el trayecto del autobús 16, desde Hernesaari hasta el cuadradito que se ve que está en todo el centro. Cuesta 2'40 el billete y se puede comprar al conductor.
Tenía preparada para moverme por la ciudad, la guía de Neekko.

Por la tarde salimos hacia San Petersburgo.