24 de octubre de 2010

Real Fábrica de Tapices

Fue una de las visitas que más me gustó hacer por Madrid. Y es porque a la par que un museo, se respira el ambiente del taller y del trabajo artesano que tanto me gusta.
Felipe V creó en 1721 la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara, llamado así por estar situada primitivamente junto a esta puerta.
El edificio en el que ahora se encuentra es posterior, pero existen unas acuarelas de José María Florit en una de las galerías, que permiten conocer cómo era y el sitio donde se hallaba la antigua fábrica.
Felipe V pensó que era más rentable hacer los tapices en España, que encargarlos en el extranjero a los tapiceros flamencos, y como él deseaba tener sus sitios reales decorados a la manera de los palacios franceses, tomó la decisión de fundarla.
Puso al frente de ella a Jacobo Vandergoten, perteneciente a una familia de tejedores de Amberes, y durante casi tres siglos han sido los descendientes de esta familia los encargados de la fundación. Los Stuyk pertenecen a la 10ª generación y tenían incluso su vivienda en la Real Fábrica.
En 2002 Livinio Stuyk fue fulminantemente cesado del cargo, sin que se supiera muy bien por qué.
El rey Alfonso XII trasladó el emplazamiento de la fábrica a la Calle Fuenterrabía, nº 2, donde se halla actualmente.
Muchos artistas trabajaron aquí de cartoneros: Bayeu, Naelles, José del Castillo, Goya (de éste hay 64 cartones y estuvo trabajando en este lugar 17 años).
Aquí se fabrican alfombras, tapices y reposteros.

Las alfombras se hacen de nudo turco, que se confecciona con dos hilos en lugar de uno, que es el que lleva el nudo español.
Se trabaja en alto y en bajo lizo, o sea, en telares verticales u horizontales.
El dibujo se pone detrás de la urdimbre y se dibuja el modelo con tinta. Despues, los operarios trabajan la alfombra con los colores de lana elegidos.
Un obrero, durante una semana trabaja un metro cuadrado de la superficie de la misma (en 1996 costaba 100.000 pesetas el metro cuadrado)y pueden encargar trabajos tanto organismos oficiales como particulares.

Los tapices son una labor artistica de valor incalculable. El cartonaje se dibuja en la urdimbre del mismo modo que en las alfombras, pero la confección es mucho más laboriosa, ya que se trabaja con lana muy fina y el tapicero se sitúa detrás de la labor, con lo cual no puede ver la perspectiva de la obra, y los colores con los que trabaja pueden superar los dos o tres mil, repartidos en canillas que cuelgan de la labor.
En algunos tapices se incluye el oro, la plata y la seda.
Una persona, para hacer un metro cuadrado de tapiz, necesita de tres a cuatro meses (el precio en 1996 era de 1.000.000 de pesetas el metro cuadrado).

Los reposteros son las telas con trozos de otras superpuestos y pegados, a las que luego se les pasa por el borde un cordoncillo. Se utilizan mucho, por ejemplo, en estandartes, colgaduras de los balcones, o en las iglesias.

También aquí, aparte de la fabricación propia, se restauran alfombras y tapices. Es muy difícil por lo complejo que resulta igualar los colores nuevos con los antiguos.

Aquí se tiñe la lana y hay un lavadero para las alfombras y los tapices.


Uno de los maravillosos tapices.
Mujeres tejiendo una alfombra.

Rematando las orillas.
Tejiendo en alto lizo.
En bajo lizo rematando los bordes.

Tapices y canillas con lanas de colores.

La rueca para devanar los ovillos, junto a las lanas.

Una mujer trabajando en una alfombra.

Un pasillo-exposición.

Trabajando en el taller.

Restaurando.

Vista de uno de los talleres.
Se encuentra cerca de la estación de Atocha y la entrada cuesta 4 euros. Merece la pena ver tanta profesionalidad.
Las fotos están sacadas de un video de la Real Fábrica, en la página esMADRID.com