23 de octubre de 2010

Combarro y Pontevedra

El viernes por la tarde quedamos con unos amigos de la Taberna del Puerto en Pontevedra, y aprovechamos la mañana para visitar Combarro, a media distancia entre la capital de la provincia y Sanxenxo.
Pertenece al municipio de Poio y es un lugar muy pintoresco por la cantidad de hórreos y su ubicación a la orilla del mar.
Tiene un puerto importante y enfrente se encuentra la isla de Tombo. Una pena que no se viera muy bien, porque todavía teníamos bastante niebla.
Una cosa que me llamó mucho la atención fue la cantidad de cruceiros que hay en este pueblo, y según dicen "Onde hai un cruceiro, houbo un pecado". Bueno, también existe la creencia de que se ponían para alejar a la Santa Compaña.

Un día no muy bueno para ver sitios tan preciosos.

Aparcamos en la zona nueva y desde la plaza empezamos nuestro recorrido. Ya vimos los primeros hórreos. Se construían para preservar el trigo del ataque de las ratas, y al mismo tiempo que estuviera aireado el grano. Los que están al lado del mar también se utilizaban para secar pescado.



Como puede verse, están pegados al agua, los hórreos y las casitas. Están hechas prácticamente en la roca, por aprovechar las otras tierras para el cultivo, y por eso están tan juntas.

Estas casas son las de los marineros.

Una placita al borde del agua.

Cualquier rincón era digno de ser fotografiado.

Entre una casa y otra hay un pasillo estrecho que da al mar, y que servía para el trabajo de los marineros.

En esta plaza se encuentra el Ateneo, y la valla roja, luego nos enteramos está como consecuencia de la caída de unas piedras.

Otro lugar con mucho encanto.

Y otro.

Un cruceiro con una mesa de piedra en la parte delantera, y que se utiliza para decir Misa en el Corpus.
Nos gustó, aunque había exceso de tiendas donde los comerciantes eran muy pesados y todos querían que entráramos a comprar y a probar licores.
Comimos en O Piorno, frente al puerto. Buena comida y abundante como en todos los restaurantes de la zona, y nos fuimos ya hacia Pontevedra.
Aparcamos por al lado del río y nos dirigimos a una placita donde café en mano esperamos a nuestros amigos, sin olvidarnos de todos los aparatos necesarios para hacer buenas fotografías, ya que aparte de de marinos, también son amantes de la fotografía.

Aquí hicimos un poco de tiempo, porque como siempre, llegamos pronto.

El primero en aparecer fue Alberto (Pawnee), y tras las presentaciones de rigor, empezamos a recorrer las calles del casco viejo. Pronto apareció Pablo (Birbiricho), y de mano de estos dos pontevedreses, fuimos descubriendo la ciudad.

Ruinas de Santo Domingo, del siglo XIII. Se conserva la cabecera con cinco ábsides (en la foto) y contiene la sección de arqueología del Museo de Pontevedra.

Otro aspecto de las ruinas.



Pablo y Alberto frente a la parte de las ruina que albergan las piezas de arqueología.

Iglesia La Peregrina, cuya forma imita la concha de una vieira.

De esta misma plaza sale un tren turístico, y en esta foto aparece el famoso loro Ravachol. Según me contaron, en este sitio estaba la botica La Peregrina, y el dueño del loro era el boticario, quien tenía a la vista del público el animal, que le avisaba cuando entraba gente a comprar. Pues bueno, se murió el último día de los carnavales, y al siguiente se organizó un cortejo fúnebre hasta la finca del boticario donde fue enterrado.
De ahí partió la tradición de enterrar al loro después de los carnavales. Vamos, como lo del entierro de la sardina, pero con loro.


La entrada lateral a la basílica de Santa María la Mayor

Esta foto la hice yo y me gusta mucho: un cruceiro desde dentro de la basílica.

La basílica de Santa María la Mayor fue costeada por los Mareantes, en el siglo XVI.

Entrando por el lateral.

El Ayuntamiento.

Plaza de la 5 Calles. A la izquierda se puede ver la placa en la que dice que ahí vivió Valle Inclán.


Y aquí tenemos a Valle Inclán en la Plaza de Méndez Núñez. Me hizo Antonio una foto con él, pero como no he salido muy agraciada, prefiero quitarme de enmedio.
¿Y por qué está aquí? Pues porque escribió y corrigió su primer libro "Féminas", en los jardines de la antigua casa del almirante Méndez Núñez, en esta plaza.

Teatro Principal-Liceo.

Una calle muy típica.

El santuario de las apariciones. Nos comentaron que venían aquí muchos portugueses, pero es que es el convento donde estuvo sor Lucía, una de las tres niñas a las que se le apareció la Virgen de Fátima.

Y esta capilla es la del Nazareno, donde todos los primeros viernes de mes acuden los fieles.

La plaza del Teucro, donde se encuentran casas muy señoriales con sus escudos en las fachadas.Antiguamente se la llamaba Plaza de Pan, por la cantidad de hornos que habia en sus inmediaciones. En este lugar se celebran también espectáculos al aire libre.

Y esta placa me trajo de cabeza todo el tiempo, porque la veía no solo aquí, sino en otros pueblos y no sabía lo que era. Me dijo Pablo que decía: jamón, queso y vino. Y yo preguntándome quién sería ese Jaquey VI que estaba por todas partes, jajajajajaja.........

Plaza Ferrería.

Parte del Museo Municipal, frente a la Plaza de la Leña.
Plaza de la Leña. Por delante Pablo, y detrás Antonio.

Plaza Herrería. La Iglesia de San Francisco, y a la izquieda Hacienda, cuyas dependencias pertenecieron al convento anexo a la iglesia, y cuya puerta es la única que se conserva de la muralla.

Plaza da Pedreira, con el Pazo de Mugartegui, hoy Consejo Regulador del vino de la denominación de origen. Aunque lo parezca, no llevo una guitarra a la espalda, sino el trípode.

Una botica en el casco antiguo.

Interior de la Iglesia de San Bartolomé.

Fachada de la iglesia, y yo mirando planos, para variar. Leí que era una iglesia de los jesuitas, del siglo XVII.

Otra parte del Museo Municipal.

Y para finalizar una tarde estupenda, nos llevaron a O' Cortello, un sitio muy agradable, donde nos tomamos unas tapas y unos vinos.

De izquierda a derecha: José María (Relinga), Joaquín (Brullos), Pablo (Birbiricho), yo (Varech), Carlos (Deigloria) y Alberto (Pawnee). Nos hizo la foto Altair, o sea, mi Antonio.
Después nos tomamos unos cafés y volvimos a Portonovo.
Muchas gracias por vuestra compañía y vuestra conversación.