6 de diciembre de 2011

La crisis de los cuarenta


Son las tres de la mañana y sigo aquí, escribiendo, pensando en lo que ha sido mi vida. En las espectativas que tenía y la realidad que ahora tengo.

Deberia de preocuparme mucho que no me preocupe nada. ¿Estaré viviendo mi propia crisis?
Los que pasaron antes por la etapa en la que ahora yo ando me avisaron de que algo así me podría suceder.
¡¡¡¡Los cuarenta!!!!! Y de ahí en adelante van los años como rayos.
No me hago a la idea de ser tan mayor. Pero si cuando oía a mis amigas nombrar esa edad parecía que estaba muy lejana, como si a mí no me fuera a llegar nunca. Y vaya si está llegando.
Mis hijas ya están rondando ¡¡¡¡Los cuarenta!!!!!
Bueno, pues yo me siento por dentro tan joven como en la foto, o más.
Algunos dicen que se pasa una segunda crisis cuando los hijos cumplen esa edad, pero yo me siento feliz de verlas tan rebonitas, tan simpáticas, tan sanas, tan cariñosas, tan, tan, tan... pues eso, que son lo mejor de mi vida.
Que veinte años no es nada, ni treinta, ni cuarenta, porque el espíritu y el corazón no entienden de calendarios.