14 de agosto de 2009

Rodas


Poco a poco vamos quemando etapas, y cada escala es tan diferente a la anterior, que salimos cada día con la intriga de no saber qué nueva maravilla nos espera. Y hoy toca Rodas, noble ciudad cargada de historia, que irremediablemente nos lleva a recordar las películas de caballeros.
Es la isla más grande del Dodecaneso y Patrimonio de la Humanidad desde 1988.
La parte medieval está rodeada de una muralla defensiva, que en algunos puntos alcanza los doce metros de espesor.
Aquí se estableció la Orden de los Caballeros Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, y también la Orden del Temple. Los primeros, tenían tareas en principio hospitalarias, aunque luego también fueron militares; en cambio, los segundos eran netamente militares.
El Hospital de los Caballeros se edificó para atender a los peregrinos que, yendo camino de Jerusalén, enfermaban y necesitaban atención, y “La Calle de los Caballeros” albergaba posadas para los que siendo de otros países, necesitaban descansar aquí.
Los Caballeros fueron vencidos por Soleimán, viéndose obligados a abandonar la isla, estableciéndose en Malta.
Desde el puerto fuimos andando hasta la primera entrada de la muralla que encontramos: Puerta Panagia en el barrio judío, y nada más entrar, a nuestra izquierda, vimos las ruinas góticas de la Iglesia de Nuestra Señora del Burgo.
Giramos a la derecha por la calle Pindarou hasta llegar a la Plaza de los Mártires, desde donde partieron todos los judíos de la ciudad, camino de los campos de concentración. La fuente central está formada por tres caballitos de mar en bronce.
Empezamos a ver ya muchas tiendas y a echarle el ojo a los artículos de piel, que se veían muy bien de precio.
Seguimos por la calle Aristotelous hasta la Plaza Ippokratous, con su fuente de palomas, y rodeada de cafeterías y restaurantes. En una de las esquinas está la antigua Cámara de Comercio (Castellanía).
Bordeando la muralla, llegamos hasta la Plaza de los Museos donde se encuentra el Hospital antiguo, que ahora es el Museo Arqueológico, y la Iglesia de Nuestra Señora del Castillo.
Entramos en el Hospital y mereció la pena, porque está muy bien conservado y sobrecoge el porte del edificio, especialmente la sala de los enfermos. Vimos, entre muchas otras cosas, la Venus de Rodas.
Seguimos por esa calle, encontrándonos otros edificios notables, entre ellos el Museo de Arte Moderno, saliendo hacia el puerto (Mandraki), por la Puerta de la Libertad.
Esta zona es moderna y tiene también muchos atractivos: Llegamos hasta el Fuerte de San Nicolás, pasando por los tres molinos de viento, pero no encontramos la columna que buscábamos, ya que está en restauración.
Volvimos paseando por el puerto, con El Capitán Altair encantado entre tanto barco y llegamos por el Paseo Marítimo hasta la otra parte del muelle donde ahora sí, había una columna con el ciervo arriba, una de las bases donde según la leyenda, se hallaba uno de los pies del Coloso de Rodas. En esta ocasión se nos quedó un poco cojo, pero nos imaginamos la estatua de 30 metros sobre la entrada del puerto.
Allí mismo se halla una iglesia evangélica, la de La Anunciación, actual catedral de Rodas, el Palacio del Gobernador, el Ayuntamiento, el Teatro, el Palacio de Justicia, el Acteion Café, el Banco Nacional y el Nuevo Ágora (mercado).
Volvimos hacia la ciudad vieja disfrutando del paisaje y de los edificios tan bonitos que bordean el paseo.
Por la misma puerta por la que habíamos salido, entramos nuevamente., hasta la Plaza de los Museos.
Al lado del Hospital está la Calle de los Caballeros, con algunas Iglesias y antiguas posadas que ya he comentado. Nada más pasar el arco, está la española.
Al llegar al final de esta calle, a la derecha, está el Palacio del Gran Maestre, que no lo vimos por dentro, y torcimos a la izquierda, encontrándonos la Torre del Reloj y la Mezquita de Soleimán el Magnífico.
Fotos de rigor en todos los sitios, y cogimos ya la calle Sokratous, que fue una locura de compras: unos bolsos monísimos de marca, últimos modelos, a unos precios estupendos, gorros, camisetas, perfumes…………….., casi un cuarto de Chanel nº 5, por ¡Tres euros! Jajajaja Y de verdad que huele a Chanel.Jajajajaja…………..Teníamos a los maridos a punto ya de abandonarnos y de volverse al barco. Aún así se fueron a una cervecería muy agradable que había en unos jardines y me dejaron allí, batallando con las vendedoras.
Llegué a tiempo de tomarme la cerveza, y ya con todas las bolsas, volvimos al barco.
¡Qué contenta iba yo con mis compras!


Al bajar del barco nos tropezamos con estos delfines de bronce.

Nos adentramos en la ciudad medieval por la Puerta Panagia.

A la izquierda encontramos unas ruinas preciosas, pertenecientes a la Iglesia de Nuestra Señora del Burgo.
Por la calle Pindarou.

Desembocamos en la Plaza de los Mártires, con la fuente de los caballitos de mar, desde donde fueron enviados los judíos a los campos de concentración alemanes.
Una fachada muy curiosa. Arriba, el restaurante.
Por la calle Aristotelous llegamos a la Plaza Ippokratous, y en una de sus esquinas se encuentra la antigua Cámara de Comercio (Castellanía).

La típica fuente de esta plaza, con las palomas.
Detrás de las tiendas, se puede ver una de las preciosas puertas.

Seguimos bordeando la muralla.

Llegamos a la Plaza de los Museos. Fachada del Hospital de los Caballeros, actual Museo Arqueológico.

Patio del Hospital.

Otro lugar del patio, con las escaleras para acceder a la otra planta .

Otro rincón.

Un ábside precioso en la sala de los enfermos.

La impresionante Sala de los Enfermos.

Hueco por el que se puede ver una pieza del Museo.

Una estatua preciosa de Hygieia, diosa de la salud, la limpieza y el saneamiento.

La Venus de Rodas, preparándose para tomar un baño y arreglándose los cabellos. Es de mármol, al igual que la anterior.

Otro rincón del Museo.

El artesonado del techo.

Los corredores de la segunda planta.

Detalle de un mosaico.

Frente al Hospital, la Iglesia Panagia Kastrou.

Vasijas.

Junto al Hospital, empieza la Calle de los Caballeros, pero nosotros vamos a seguir todavía por la calle anterior.

Un patio precioso.

Edificio notable de la ciudad de Rodas.

Salimos de la ciudad medieval, por la Puerta de la Libertad.

En la Catedral de los Caballeros, se encuentra ahora la Galería Municipal de Arte.

Ruinas del Templo de Afrodita.

Los molinos en el puerto.

Desde la parte de los molinos, se ve el Paseo Marítimo, con el Nuevo Ágora o Mercado.

Seguimos en el Paseo Marítimo.

Iglesia Evangelista de La Asunción, actual Catedral de Rodas.

Este barco es un homenaje al fotógrafo.

Otra vista de la Catedral.

Precioso edificio en el Paseo.

Interior del patio de la Catedral.

El edificio que está en segundo término es el Palacio del Gobernador.

Donde se encuentra la columna del ciervo, se cree que tenía uno de sus pies el Coloso. El otro, lo tenía enfrente, en el Fuerte de San Nicolás, pero la columna está en restauración.

Aquí con los amigos.

La Corte de Justicia, en el Paseo Marítimo.

Estatua del Coloso en un jardín.

Después de pasear por el puerto (Mandraki), volvimos a la ciudad antigua y fuimos a la Calle de los Caballeros. Interior de una de las posadas.

Puerta de la Posada de España.

Iglesia de la Santísima Trinidad.

Vista de la calle.

Este techo gótico está al final de la Calle de los Caballeros.

Desde aquí se puede ver el Palacio del Gran Maestre.
Fuimos hacia la Mezquita de Soleimán y vimos este guerrero en un muro.

Puerta renacentista de la Mezquita.

La Torre del Reloj, junto a la Mezquita.

La Mezquita de Soleimán el Magnífico, cuyo minarete domina la ciudad de Rodas, en el barrio turco.

Empezamos a bajar por la calle Sokratous y encontramos en las fachadas bonitos contrastes.

Nos pierden las tiendas de esta calle

Necesitamos descansar y nos sentamos en este bar tan agradable a tomarnos una cerveza.

Detalle del bar.

Pequeña mezquita en la calle Sokratous.

Armadura en uno de los escaparates.

Tienda de lámparas.

Encontramos muchas tiendas de sandalias de cuero.

Volvimos otra vez por la Iglesia de la Virgen del Burgo.

De nuevo en la Puerta Panagia, para encaminarnos hacia el barco.

Voilà nuestro barquito.

Vista de la ciudad, con su castillo y la Torre del Reloj a la izquierda. La foto está tomada desde la cubierta superior del Grand Mistral.

El remolcador tuvo que echarnos una manita.

Y nos marchamos camino de Atenas.