Bueno, pues ésta es de las más vistosas para los niños pero para mi gusto, de las menos útiles.
Se compone de un bizcocho normal, no muy bañado, al que se le puede rellenar de algo no excesivamente dulce, por ejemplo nata, y una cobertura hecha de glasa real, con diferentes boquillas.
La hice en un curso y me quedó monísima, pero este tipo de glasa, para que aguante las rosetitas que tiene, ha de estar bastante consistente, con lo cual, para mi gusto, resulta algo seca.
La glasa real no es más que claras de huevo, azúcar glas y un poco de zumo de limón.
Se baten un poco las claras y se empieza a añadir el azúcar glass (pero muy muy glass), poco a poco hasta que se forme un pico consistente en la mezcla.
Se colorea en los tonos que se necesite y se pone en mangas bien tapadas para que no se sequen.
Con una boquilla lisa se hace el dibujo en negro o marrón oscuro, y con la boquilla de rosetón se rrellena toda la tarta, incluídos los bordes.