27 de octubre de 2009
Indignación e impotencia
Ayer recibí una llamada de mi banco, advirtiéndome de un expediente de alerta, ya que en una tarjeta de crédito se habían producido ciertos movimientos anómalos, y como medida de seguridad me la bloquearon.
Como es de suponer me puse de los nervios, y toda la tarde y la noche estuve dándole vueltas al asunto, porque no tengo más de dos duros, y si me los quitan me quedo a verlas venir.
Repasé las tarjetas y efectivamente me faltaba una, que a Dios gracias era la Light, y tiene un límite de crédito, que yo había ya casi gastado.
Bueno, pues la choriza se fue primero al metro y sacó un bono de diez viajes, y enseguida, en el mismo sitio y a la misma hora, en un máquina de tarjetas, se gastó 53 euros.
Vive esta pseudo-choriza, que lo que es menester que se caiga por las escaleras del metro en uno de los viajes (se caerá, porque soy bruja), en Vallecas, y en la calle Buenos Aires, en una tienda de ropa compró por valor de 131 euros, y luego, en el estanco de al lado, intentó ni más ni menos que hacer una compra de 690 euros, que era imposible, porque no había saldo, volviendo a los dos minutos al mismo sitio a intentar comprar por valor de algo más de 300 euros, cosa que tampoco fue posible, y aquí la tarjeta ya se bloqueó.
¿Es que todavía hay establecimientos donde no se pide el carné al hacer una compra así?
Si yo tengo en la tarjeta puesto "pedir el carné" ¿Por qué no se pidió?
¿Si hay una concienciación bastante importante con este tema, cómo es que en el metro se pueden sacar abonos para toda la familia de forma fraudulenta?
Naturalmente, he dado con los establecimientos donde compró esta choriza, he llamado por teléfono, y me juran y perjuran que pidieron el carné, pero es que no solamente hay que pedirlo, sino también leer lo que pone. En este caso, es evidente que carné no había, porque lo tengo yo.
Naturalmente el tema está ya en manos de la policía, no ya por el dinero que me han quitado, que no ha sido mucho (jódete choriza, que me lo había gastado antes que tú), sino por la impotencia que siento, y que al menos me quede la pataleta.
Así pues, para terminar, espero que se caiga desde las escaleras más altas del metro y que la ropa le pinche y le encoja al primer lavado.
Yo empleé el dinero de esa tarjeta mucho mejor que ella.