La mayor dificultad la tuve en encontrar un bizcocho sin huevo, que me gustara. Mi nieta es alérgica y quería que ella pudiera meter la mano y comerla como los demás niños.
Si no se tiene este problema, la elaboración es bastante sencilla: de los bizcochos que venden redondos para tartas, se parten por la mitad y ya se tiene el barco, que se pega con ganache.
La base es otro bizcocho, éste relleno de nata, con el hueco en el centro para que el barco se sujete.
El agua es refresco de ese que venden azul, con gelatina, cortada.
Al niño le gustó mucho, y a mí me costó más de la cuenta hacerla, ya que el bizcocho sin huevo es mucho más frágil. Era de naranja, y junto con el chocolate, hacía muy buena combinación.