Totalmente arbitrarias, anárquicas y acomodaticias a lo que el cuerpo me vaya pidiendo a lo largo del año que empieza, que dicho sea de paso, es un número feísimo.
Ya estoy harta de comenzar siempre sujeta a un manojo de condicionamientos socialmente correctos, que atentan contra mi libertad como individuo, y que me acarrean sentimiento de culpabilidad cuando no cumplo las espectativas. Y digo yo ¿Pero a quién tengo que darle cuenta de mi forma de conducirme? Absolutamente a nadie que no sea yo misma. Y yo que me quiero muchísimo, y que sé mis puntos flacos, este año he decidido que en lugar de castigarme con propósitos que pesan como losas, sobre todo cuando no se cumplen, voy a empezar en camino llano, o sea, sin obstáculos. Relajada, a donde llegue es que he llegado, y donde no, pues hija no te preocupes que nadie es perfecto. Y qué descanso se siente cuando una asume que la perfección es cosa de otros y se libera de esa carga.
Qué distinto se empieza el año así, sin presiones.
¡QUIERO HACER LO QUE ME SALGA DEL MOOOOOOÑOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!