21 de enero de 2011

Madre mía, en qué manos estamos!


Con el tema de los pinganillos de los señores senadores (en minúscula, porque no me merecen ningún respeto), estoy que me subo por las paredes, ya que si esos personajes son los que tienen que velar por mi bienestar, por mi seguridad o por mi vida incluso, Dios me libre de semejantes zoquetes palurdos catetos (sin comas, porque es un calificativo conjunto).
Manda huevos, ovarios o cojones (a gusto del consumidor), que estando el resto de los españoles con el cinturón ya en el último agujero, estos mamarrachos (vuelvo a decirlo por si no ha quedado claro, mamarrachos), se dediquen a dilapidar el dinero de mis impuestos en jugar a los "gualkitalkis" como si tuvieran diez años, sin ocuparse de las cosas verdaderamente importantes que nos pasan a los habitantes de las comunidades que representan.
Y todavía dicen que el gasto es insignificante. Lo que tenemos que aguantar. Y nadie nos sublevamos ante todas estos atropellos, dejamos que hagan y deshagan, que nos arruinen, que nos manden al culo de Europa, que seamos el hazmerreír del mundo con estas decisiones.
Una ley tras otra más inverosímil y estrafalaria que la anterior.
Estoy esperando que la Pajín, que está encantada con la decisión de los senadores, nos diga que los lunes tenemos que comer fabada, los martes pan tumaca y escudella, los miércoles bacalao al pil pil, los jueves cocido (bueno, cocido no, que Madrid no les gusta). Vale, los jueves migas extremeñas, los viernes pescaíto frito, los sábados lacón con grelos y los domingos papas con mojo picón. Al que coma paella, se le multa.
Podremos denunciar a los vecinos que se salten esta dieta autónomo-saludable, para seguir propiciando el entendimiento entre las distintas regiones españolas.
¿Que es un disparate lo que estoy diciendo? Todo se andará. Si nos hubieran dicho hace unos años que íbamos a ver en el Senado a los señores senadores con un pinganillo, nos habría parecido ciencia-ficción, pero al precio que está la bajada de pantalones, muchas más cosas vendrán que nos sorprenderán, o no.
A propósito, ¿Cómo se llama el líder de la oposición? O mejor aún ¿Hay oposición?
Espero que los representados por los señores de la foto, sientan la suficiente vergüenza como para no volverlos a votar.
¡Váyanse a sus casas y dejen que tomen las decisiones personas a las que verdaderamente les importe aunque sea un comino (ya sería algo) España.