Cerca de la calle Traforo nos esperaba nuestra guía Luanna, que nos acompañó toda la jornada, enseñándonos todo lo que podía en tan poco tiempo. Pero estuvo bien. Empezamos por aquí a pie nuestro recorrido por la Ciudad Eterna. En esta calle ya vimos un escudo de la Loba Capitolina.
Aquí mismo empezó algo parecido al Diluvio Universal. Dios Santo, cuantísima agua nos cayó. A pasito ligero fuimos por la calla Muratte y la Pietra. Seguimos por la Plaza de la Pietra, donde nos encontramos con lo que queda del Templo de Adriano, hoy la Bolsa de Roma.
Camino al Panteón, había muchos sitios bonitos, pero la puñetera lluvia nos estorbó bastante.
Por la calle Pastini desembocamos en la Plaza Redonda, donde se encuentra el Panteón de Agripa. Hasta los burros iban tapados, los pobres.
La magnífica cúpula, cuya abertura mide 8'30 metros de diámetro.
En las capillas se encuantran entre otras, las tumbas de Rafael y Víctor Manuel II
Detalle del techo del pórtico.
Entramos a la Plaza Navona, y enfrente tenemos la iglesia de Santa Inés, de Borromini.
Esta plaza era antiguamente el Estadio de Domiciano, con capacidad para 30.0000 personas. Hay tres fuentes: la del centro, es la de los Ríos, de Bernini, realizada para servir de base al obelisco egipcio que trajeron hasta aquí desde el Circo de Magencio. los cuatro ríos son Ganges, Danubio, Nilo y Río de la Plata.
Otra vista de la fuente.
La Iglesia de Santa Inés, en el sitio en que sufrió la Santa el martirio. La expusieron desnuda, pero milagrosamente sus cabellos empezaron a alargarse, cubriéndola.
La fuente de los cuatro ríos, por detrás, con mi Antonio posando. Pobre. Parece que hago los viajes yo sola, de lo poco que sale, pero que quede constancia de que estaba allí. Una de las figuras, que representa al río Nilo, tiene una venda en los ojos, según dicen, para expresar Bernini así su rechazo a la iglesia de Santa Inés, obra de su mayor rival, Borromini, aunque se cree que lo hizo así porque en aquella época todavía se ignoraba el lugar donde tenía su origen.
Otra de las fuentes de la plaza.
Vino a recogernos el autobús y nos llevó hasta el Vaticano. Como siempre, las cosas me parecen mucho más grandes en las fotos que en la realidad.
Pasando bajo la doble columnata de Bernini.
Aquí, nuestra guía, explicándonos cosas antes de entrar en la Basílica de San Pedro. La fachada mide 115 metros de largo por 45 de alto y se encuentra coronada por las colosales estatuas de Cristo, los Apóstoles y San Juan Bautista, cada una de casi 6 metros de altura.
Un ¡Ohhhhhhhh! general. Maravillosa
Una explosión de color y de riqueza de materiales invade todo el recinto.
Mucho que fotografiar, para el poco tiempo que estuvimos.
Esta foto me gusta mucho.
Y aquí yo, para poder decir: "Estuve allí"
En la primera capilla, entrando a la derecha, está la Piedad, de Miguel Ángel, que la esculpió cuando sólo tenía 24 años, y que está firmada por él en el cinto que lleva la Virgen. Es una de las obras más bonitas que he visto en mi vida.
Y esta es la tumba de Juan Pablo II
Esto es muy curioso, porque es la medida que tienen las mayores catedrales del mundo, en comparación con esta. En Costa de Marfil creo que ya hay una más grande.
El Altar Mayor con el baldaquino de Bernini, hecho con bronce del Panteón y decorado con abejas, símbolo heráldico de la familia Barberini a la que pertenecía el Papa Urbano VIII bajo cuyo pontificado se construyó. Detrás se puede ver la Cátedra de San Pedro, obra maestra de Bernini.
La cúpula de Miguel Ángel.
Ante la pila bautismal.
Cuando salimos del Templo, tuvimos ocasión de ver a la guardia suiza. Me encantan esos uniformes. Los diseñó Miguel Ángel, pero podrían ser perfectamente de Picasso.
Estaban en la entrada para que no se colara por aquí ningún turista.
Bueno, pues después de tantas cosas bonitas, el estómago empezaba a pedirnos algo de comer, y aquí, en la vía de la Conciliazione nos zampamos unas suculentas pizzas. Estaban riquísimas.
Al irnos, pasamos en autobús por el Puente de Sant'Ángelo, con el castillo al fondo. Se hizo como mausoleo de Adriano, después fue cárcel y luego fue utilizado por los papas como fortaleza. Tenía un pasadizo que lo comunicaba con el Vaticano.
También en el autobús pudimos ver el monumento a Vittorio Emanuele II, conmemorativo de la unidad italiana. A mí no me gustó nada. Creo que desvía mucho la atención de las cosas antiguas que tiene por alrededor. Vamos, que lo vi como un pegote. Le llaman la tarta, porque parece un merengue.
Y aquí estamos ya frente al Coliseo, en el Arco de Constantino, erigido en conmemoración de la victoria sobre Magencio.
En un pequeño valle entre las colinas del Palatino, Celio y Esquilino, Nerón había construído un lujoso palacio privado, la Domus Aurea, frente a una estatua del emperador de 36 metros de altura, y un lago artificial. El Coliseo ocupa el lugar del lago, y se llama así por la estatua de Nerón (Coloso).
Enfrente, el templo de Venus y Roma, cuyos ábsides se daban la espalda. Los restos del que mira al Coliseo es la cella de Venus
"Yo estuve aquí" ¿Y mi Antonio? Qué delgada me ha sacado.
El perímetro exterior es de más de quinientos metros, y aparece decorado con tres arquerías de órdenes superpuestos. Cuenta con 80 puertas por donde accedían los 50.000 espectadores.
La entrada por los corredores interiores. La estructura interna estaba realizada a base de galerías. La entrada era gratis, pero según el rango, ocupaban mejor o peor sitio. ¡Como siempre!
Y aquí tenemos ya esta maravilla a nuestra vista. Su nombre, el Anfiteatro Flavio.
Solía estar descubierto, pero cuando llovía o hacía mucho calor, estaba protegido por una lona inmensa, que maniobraban marineros. Ver abajo la reconstrucción.
Los espectáculos eran realmente tremendos. A su interior se traían animales de todas las partes del mundo conocido: desde leones y elefantes hasta hipopótamos y jirafas. Estos animales aparecían y desaparecían del foso mediante trampillas, desde un complejo sistema de jaulas y pasadizos que originariamente estaría situado baja la arena y que actualmente se halla al descubierto. El espectáculo preferido por los romanos eran las luchas entre Gladiadores, aunque había también desfiles de tropas, exhibiciones de armas, etc.
Benedicto XIV consagró el Anfiteatro con la devoción de Via Crucis, levantando una cruz sobre aquel terreno que había unido a muchos mártires que murieron por profesar la fe cristiana.
El Coliseo consta de cuatro pisos, es de forma elíptica, midiendo en su parte más larga 187 metros y en su parte más corta155.
¡Anda! Pues también estuvo mi Antonio.
Unos amigos: Juan Fran y Paula.
Reconstrucción del Coliseo, gracias a "Mi Moleskine arquitectónico". Tiene hecho un trabajo magnífico sobre este monumento. Os aconsejo visitar su sitio para ampliar información.
Recreación de la lona que se ponía cuando el tiempo lo aconsejaba. También del mismo autor que la foto anterior.
Mi Antonio y yo ¡Ahora sí! con el Arco de Constantino al fondo.
Desde aquí se ve muy bien.
Frente al Coliseo, los templos de Venus y Roma, en la via de los Foros Imperiales.
Unos amigos.
Más amigos.
¿A quién mandan Irene y Juan al foso de los leones?
La foto de todo el grupo. Para recordar siempre a las buenas personas con las que convivimos durante una semana.¡¡¡¡¡UN ABRAZO A TODOS, GUAPOSSSSSSSSSSSSS!!!!!!
Bueno, pues regresamos en el autobús al barco, con la sensación de haber visto mucho, pero también de lo muchísimo que nos quedaba por ver. Volveremos.