Bienvenidos a El mirlo de papel

Soy Varech y ando por la Red desde hace un tiempo, lo cual me produce a veces quebraderos de cabeza aunque la mayoría de las ocasiones me satisface.

20 de noviembre de 2012

¿Eres una persona educada?

                     
No hay palabra como esta, que se utilice más y que la gente lance a la cara del contrario como si de un arma arrojadiza se tratara, tanto para lo bueno como para lo malo. Creo que no me equivoco si digo que NADIE se considera una persona mal educada, independientemente de su clase social o de su cultura, porque las dos cosas no tienen por qué ir unidas.
¿Pero qué es la educación? Seguramente las opiniones de los que lean esta entrada serán dispares, pero para mí esa palabra condensa tantas actitudes, que no acabo de aclararme.
Para la sociedad al uso, la buena educación será hablar y escribir de forma correcta, saber comportarse en la mesa, ser amable, no meter tacos en el lenguaje, tener cultura, no hablar a gritos... y muuuuuuuchas más cosas. Pero es que me empiezan a entrar dudas, porque ¿De qué me sirve que un hombre me ceda el paso al entrar o salir? De pequeña ya aprendí a abrir las puertas yo sola.
Tampoco tengo necesidad de que me arrime la silla a la mesa, suave y sin ruido, porque no soy minusválida. Me río yo si fuera a la inversa y a todo un caballero educado, le ayudara yo a sentarse. Pues igual de ridículo me resulta a mí, y sin embargo es un detalle de buena educación de los hombres para con las señoras.
Sin embargo confieso que me siento bien con gente que no le pega patadas al diccionario. Por ejemplo, a veces duelen los ojos al leer algunos textos por internet. ¿Pero eso es educación?
En esta vida a todo hay quién gane y reconozco que con los años digo a veces palabrotas que sonrojarían a mi madre, pero me molestan algunas otras que considero "más" taco que las mías. Tengo que reflexionar si a la gente que no las dice, pueden molestarle las mías y me consideran una mal educada.
Vamos a la mesa: todo el mundo no sabe, entre otras cosas, porque a lo mejor no ha tenido posibilidad de que se lo enseñaran, descifrar para qué sirven todos los cubiertos que a veces nos ponen en los restaurantes y el orden. Vale. Fijándose en cómo lo hacen los demás podemos salir del apuro. Pero... ¡Por favor, cuando estés frente a mí hablando, no me apuntes con el cuchillo! Más que nada por seguridad. Doy fe de personas educadísimas que se parecían a Jacques el destripador accionando el arma mientras me explicaban algo. ¿Pero no era una persona educada? Jo qué fallo, a ver si no lo era.
¿Soy más educada si me como las gambas con cuchillo y tenedor que si las pelo con las manos?. Porque a ver ¿Quién ha dejado dicho que los huevos fritos se deban mojar con los dedos y no se pueda rebañar una salsa, o que los espárragos se puedan coger y engullirlos directamente, cuando las croquetas hay que partirlas con cuchillo y tenedor? Qué incongruencia: el espárrago gotea y la croqueta no.
Una vez comí con una persona muy educada, que al pelar la naranja con cuchillo y tenedor me lanzó un chorro a la camisa. Muy educadamente se disculpó, pero ahí me dejó la mancha. Yo, que la pelé a mano, no molesté a nadie.
¡Ojo con eructar que es falta grave! A mí particularmente me molesta cuando alguien lo hace delante mío, sin embargo he comido en casas donde si no eructas, parece que la comida no te ha llenado del todo y es de buen gusto el hacerlo. También me he comido un arroz con leche sin cuchara y lamiendo con la lengua lo que se me escurría entre los dedos, porque según mis anfitriones, se aprovechaba así todo el alimento. Y estas personas eran muy educadas, sólo que su modelo de sociedad era otro.
En cuanto a levantar la voz, pues quizás cuando estoy con los de mi pueblo, compruebo que efectivamente hablan alto, por lo que yo también la subo y no pasa absolutamente nada. Cuando vivía en Argelia y tomábamos las señoras café en el Saint Georges, las francesas nos miraban con ese puntito cabroncete (perdón, por el taco, pero observad mi buena educación al aliviar la palabra cabrón) que tienen nuestros vecinos de mapa, mostrándonos lo educadas que eran ellas hablando en voz baja. Os aseguro que eran unas cursis super aburridas.
Yo creo que la educación no depende de núcleos sociales. sino de las personas, y que no tiene nada que ver con la cultura, a la que unos más que otros, han tenido acceso. Somos víctimas de unas clasificaciones absurdas de las sociedades, que dependiendo de según qué sitios, han establecido unas reglas.
Recuerdo que de pequeña me regalaron un libro que se llamaba "Urbanidad" y en él se enseñaba a los niños las cosas que se podían o no hacer, para ser una persona educada. Si lo trasladáramos a la actualidad, aquellos niños se nos antojarían ahora masoquistas o mártires.
¿Entonces qué es la educación? Uf, qué difícil es encontrar una respuesta. De momento yo aporto la palabra que me parece más importante: respeto, independientemente de los comportamientos que la sociedad nos impone a los que nos creemos, faltaría más, educados.
¡Ah! Y si alguien viene a casa a comer y se chupa los dedos o rebaña el plato porque la comida le ha encantado, que sepa que me sentiré muy feliz.
Si lees esto, por favor dime qué es para ti la educación, que estoy hecha un lío.

16 de noviembre de 2012

Galletas de jengibre



Le tenía muchas ganas a estas galletas, que las suelo comprar en esa tienda sueca que todos conocemos, y el resultado ha sido muy satisfactorio. El sabor es prácticamente el mismo y no son complicadas de hacer.
Aproveché que estaban aquí algunos de mis nietos, y sobre todo Daniel se implicó mucho en su elaboración, quizás demasiado, porque todo lo quería hacer él.

Ingredientes:
1 taza de mantequilla a temperatura ambiente
1 taza de azúcar moreno
1 huevo mediano
1/2 taza de miel
4 tazas de harina
2 cucharaditas de las de café, de canela en polvo
2          "           "    "    "     "     de jengibre molido
1/2       "           "    "    "     "    de clavo molido (yo no encontré y le trituré un poco. Quizás es demasiado para mi gusto, así que la próxima vez le pondré menos)
Una cucharadita de levadura en polvo.

Preparación:
Se mezcla la mantequilla con el azúcar y se bate hasta que se parezca la textura a una crema. Se le agrega la miel y el huevo y lo incorporamos todo bien. Cuando la mezcla sea homogénea, echamos las especias para que se mezclen bien.
Añadimos la harina tamizada y la levadura y mezclamos todo, amasando lo justo.
La dejamos reposar en el frigorífico una hora.
Encendemos el horno a 180ºC y empezamos a formarlas.
Entre dos listones de aproximadamente medio centímetro de grosor, ponemos  una porción de masa y la estiramos con el rodillo, que siempre tiene que pasar por encima de los listones. Así lograremos que todas las galletas nos salgan iguales.
Las ponemos sobre una placa de horno engrasada o sobre una hoja de silicona y las metemos al horno, que ya estará caliente, unos 5 minutos. Hay que vigilar la primera tanda para saber cuánto tiempo exactamente necesitan. En cuanto veamos que empiezan a dorar por los bordes, las sacamos.
Las dejamos enfriar sobre una rejilla para que no suden y ya las podemos comer o guardarlas, que lo segundo es más difícil, porque para guardar cuatro, pues se las come uno y ya está.
Al ser la medida en tazas no hay ninguna complicación, porque lo único que se sale de la medida es el huevo, que como ya he puesto arriba, tiene que ser mediano.
Para Navidad ya las haré con forma de muñequito y las decoraré.